oracion para desechar lo malo.

12-8-85 Oración para desechar lo malo

Sagrado Corazón de Jesús, purifícame.
Espíritu Santo, vive en mí.
Santísima Trinidad, llega a mí.
Orad de este modo y todo lo malo, huirá de vosotros.

Amén.

san nicolas . argentina.

sacerdotes enseñad sana doctrina.

Un sacerdote debe instruir e informar a sus feligreses y, no debe tener reparo en hacerlo cuando de doctrina católica se trate, porque eso es lo que Yo espero de él. Yo, Jesús, os hablo.
Los sacerdotes que por respetos humanos se guardan de decir a los feligreses como deben comportarse ante el Santísimo Sacramento, en la Misa o en la Iglesia, están pecando de negligencia porque ellos tienen el deber y la autoridad eclesiástica suficiente para asesorar a su rebaño y guiarlos hacia pastos de Vida Eterna. Yo, Jesús, os hablo.
Di a Mi hijo N.N. que si a esa señora le molestó la corrección, a Mí que Soy el Redentor Me agradó sobremanera, y que no recele nunca de hacer lo que su ministerio le exige, porque Yo estaré atento a todos sus movimientos, a todas sus palabras, y a todas sus intenciones.
Pero dile, alma Mía, que también Mi enemigo lo estará y le atacará, que no siga sus maniobras y que Me invoque cada vez que Mi enemigo lo ataque, para que Yo que todo lo puedo le supla en lo que su debilidad o limitaciones le impidan obrar. Yo, Jesús, os hablo.
Ningún sacerdote debe callar cuando de amonestar a alguien se trate, sea hombre, mujer, niño o jóvenes, porque el pecado de omisión también cuenta para la Vida Eterna y disfrazado de una falsa prudencia puede haber negligencia, pero eso sí, pido a Mis sacerdotes y pastores que cada amonestación vaya revestida de misericordia y de rectas intenciones. Yo, Jesús, os hablo.Aquel sacerdote que valerosamente defienda Mis intereses, Yo lo defenderé ante Mi Padre Celestial y mediaré por él para que llegue a ser un gran santo, porque todo el que Me ama debe demostrarlo, y debe tener valor para formar a sus feligreses en la doctrina católica verdadera y advertir en las malformaciones que ya hay de sacramentos, de puntos dogmáticos y de Mi Santo Evangelio.
Así que hijos y siervos Míos, sacerdotes de Mi Corazón, tened arrojo y amor para defender Mis intereses que son el bien de las almas. Enseñad sana y santa doctrina, no quitéis, ni pongáis nada de vuestro albedrío e invocad a Mi Santo Espíritu en todo momento para que tengáis Su luz y sabiduría. Yo, Jesús, Vuestro Hermano y Vuestro Salvador, os hablo y os instruyo. Mi paz a todo aquel que crea en este mensaje.

libro dadme de beber . jaen españa.

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LAS COSAS CAMBIARAN.

Confidencias de Jesús a un Sacerdote

Mons. Ottavio Michelini

28 de febrero de 1976

LAS COSAS CAMBIARÁN

No pienses que el mundo esté muy cambiado de lo que era hace casi dos mil años. Para cambiar radicalmente, deberían cambiar las causas de los males que están precisamente en las raíces de la naturaleza humana.

El hombre puede progresar o retroceder pero no puede cambiar substancialmente; quedará siempre como un ser mortalmente herido en su naturaleza debilitada por el pecado original, por lo que estará siempre inclinado al mal al que podrá, queriéndolo, superar con la ayuda que le viene de lo Alto.

He aquí porqué, después de dos mil años de Cristianismo, el hombre no ha cambiado mucho. Hoy, como hace dos mil años, y con la misma crueldad ciega, se renueva mi Pasión. Con la misma absurda tenacidad el hombre de este siglo materialista y descreído prefiere a Barrabás y grita: «¡Sea crucificado el Cristo!».

En la raíz encuentras siempre la misma causa: el odio de Satanás contra el Verbo de Dios, hecho Carne para la salvación de la humanidad, el odio de Satanás contra Mí, Salvador y contra el hombre al que quiere arrastrar en su misma perdición.

Esta es la verdadera razón por la que, después de dos mil años, en las logias masónicas, en los parlamentos, en las aulas universitarias, en las revistas, en la radio y en la televisión, en las sedes de los partidos, en los periódicos, se continúa gritando el «Crucifigatur». ¡Sea crucificado el Cristo y viva en cambio Barrabas!

La venganza del Diablo

Satanás, congelado en su odio contra Dios desde el momento en el que se rebeló y cayó, concibió su venganza. De este odio vive, de este odio se nutre y de este odio ha hecho la finalidad de su existencia.

Siendo superior a la naturaleza humana, puede mucho sobre ella, y se vale de esta superioridad para azuzar al hombre al mal.

He aquí, porqué hoy, como hace dos mil años, tú ves en el hombre los mismos instintos brutales de su naturaleza herida, las mismas manifestaciones de odio en lo que a Mí respecta.

— Jesús mío, entonces ¿qué culpa tiene el hombre si un ser más fuerte que él lo empuja inexorablemente al mal?

“Hijo, no olvides que Yo he venido precisamente para esto: para restablecer en la naturaleza humana el orden tan terriblemente turbado por el pecado original.

No olvides cómo Yo he unido a la Naturaleza divina la naturaleza humana para tener la debida satisfacción y reparación por parte de la humanidad. El devolver a la naturaleza humana, envilecida con el pecado, su primitiva dignidad, ha exacerbado terriblemente en Satanás la sed de odio, de envidia y de celos hacia vosotros.

Con todo esto no se puede justificar el mal que los hombres hacen, incluso bajo el impulso de Satanás, porque el hombre es libre y la Redención ha restablecido el orden y el equilibrio turbados. Precisamente por medio de la Redención le son proporcionados al hombre los medios necesarios para afrontar y superar las tentaciones.

Si luego el hombre, complaciente, presta oídos a la voz del mal, lo hace no sin su responsabilidad. Si voluntariamente rechaza los frutos de la Redención, se pone en una pendiente peligrosa por la que fácilmente resbalará, de precipicio en precipicio, hasta el fondo del abismo.

“¡Viva Barrabás!”

Hijo, he aquí porqué hoy al Amor, esto es al Hijo de Dios que se hizo Redentor de los hombres, se le grita con rabia el «Crucifigatur». He aquí porque se repite el «¡Viva Barrabás, muerte al Nazareno!».

— ¡Viva Barrabás!

Viva el crimen, viva la violencia hasta la exaltación de uno y de la otra.

Viva el odio, viva la prostitución y la pornografía.

Viva la prensa perversa, viva la inmoralidad exaltada a través del cine y de la televisión.

Viva Barrabás: Viva el mal y muerte a Cristo, el Salvador.

— ¡Muerte al Amor! venido a salvar a la humanidad perdida, envilecida y esclava; venido para devolver a la humanidad libertad y dignidad; venido para entreabrir a la humanidad horizontes de esperanza, horizontes nuevos e infinitos de salvación.

Pues bien, frente a este drama ¿cuál es el comportamiento de muchos de mis sacerdotes?

Para no pocos de ellos es de neta indiferencia, para otros es de simpatía y colaboración con mis enemigos. Son los sacerdotes marxistas, vergonzosamente suscritos a diarios ateos y materialistas. Son mucho más numerosos de los actualmente conocidos: lo veréis en la hora de la prueba.

Luego está la postura de los sacerdotes de oficio, que no han sabido ver en el sacerdocio, el Misterio de la Iglesia, del que son parte esencial; en efecto ¿cómo se podría pensar en la Iglesia sin el sacerdocio, que es su espina dorsal?

¡Precisamente como en El Calvario! Muchos eran los indiferentes y los curiosos. Estaban los escribas y los fariseos, aliados e instigados por los sacerdotes; pocos, poquísimos los buenos: la Madre, San Juan, la piadosas Mujeres, algunos discípulos y entre estos los pastores.

El mundo, hijo, ha cambiado muy poco porque la matriz del mal es siempre la misma. Es a esta matriz del mal a la que se necesita apuntar para limitar su potencia ofensiva, para prevenir sus movimientos y neutralizar su acción. Esto no se ha hecho por todos, y no se ha hecho en la justa medida.

Fermento de vida

A pesar de todo, las cosas cambiarán: mi Pasión y Muerte han traído al mundo tal fermento de vida por lo cual las fuerzas del Mal no prevalecerán.

Mi Pasión continúa en mi Cuerpo Místico. Los sufrimientos de los buenos, de los santos, de las almas víctimas han dado y darán sus frutos.

La Tierra será bañada por la sangre de nuevos mártires que anticiparán el alba radiante de una Iglesia renacida a nueva vida, de una Iglesia que tomará el puesto de maestra y de guía de los pueblos de todo el mundo.

Las fuerzas del Mal serán aplastadas bajo el talón de Aquella que, como ejército formado para la batalla, marcará otra espléndida victoria para la Cruz y para la Iglesia. La humanidad será devuelta al Padre que la ha querido bienaventurada por la eternidad.

Hijo mío, reza. Ofréceme, como siempre, todo lo que tienes, todo lo que eres.

Te bendigo, ámame.

(Confidencias de Jesús a un Sacerdote – P. Ottavio Michelini)

DICTADO DE JESUS SOBRE EL INFIERNO

Dictado de Jesús a María Valtorta sobre el infierno

15 de enero de 1944.

Dice Jesús:

«Una vez te hice ver al Monstruo de los abismos. Hoy te hablaré de su reino. No puedo tenerte siempre en el paraíso. Recuerda que tú tienes la misión de evocar en los hermanos las verdades que han olvidado demasiado. Pues en este olvido que, en realidad, es desprecio por las verdades eternas, se originan tantos males para los hombres.
Por lo tanto, escribe esta página dolorosa. Luego tendrás consuelo. Es viernes por la noche. Mientras escribes, mira a tu Jesús, que murió en la cruz, entre tormentos tales que pueden compararse a los del infierno, y que quiso esa muerte para salvar a los hombres de la Muerte.
Los hombres de nuestro tiempo ya no creen en la existencia del Infierno. Se han construido un más allá según el propio deseo, de tal modo que sea menos aterrador para su conciencia, merecedora de grandes castigos. Como son discípulos relativamente fieles del Espíritu del Mal, saben que su conciencia retrocedería ante ciertas fechorías, si de verdad creyera en el Infierno tal como lo enseña la Fe; saben que, si cometieran esa fechoría, su conciencia volvería en sí misma y, por el remordimiento, llegaría a arrepentirse, por el miedo llegaría a arrepentirse y, arrepintiéndose, encontraría el camino para volver a Mí.
Su maldad, que les enseña Satanás -del que son siervos o esclavos, según su adhesión a los deseos e instigaciones del Maligno-, no admite estos retrocesos y estos regresos. Por eso, anula la creencia en el Infierno tal como es y construye otro -si es que se decide a hacerlo- que no es más que una pausa para tomar impulso hacia nuevas elevaciones futuras.
E insiste en esta opinión hasta creer sacrílegamente que el mayor pecador de la humanidad puede redimirse y llegar a Mí a través de fases sucesivas. Hablo de Judas, el hijo predilecto de Satanás; el ladrón, tal como está escrito en el Evangelio; el que era concupiscente y ansioso de gloria humana, como Yo le defino; el Iscariote que, por la sed insaciable de la triple concupiscencia, se convirtió en mercante del Hijo de Dios y que me entregó a los verdugos por treinta monedas y la señal de un beso: un valor monetario irrisorio y un valor afectivo infinito.
No; si él fue el sacrílego por excelencia, Yo no lo soy. Si él fue el injusto por excelencia, Yo no lo soy. Si él fue quien con desprecio derramó mi Sangre, Yo no lo soy. Perdonar a Judas sería un sacrilegio hacia mi Divinidad, que traicionó; sería una injusticia hacia todos los demás hombres que, en todo caso, son menos culpables que él y que, aún así, son castigados por sus pecados; sería despreciar mi Sangre y sería, en fin, faltar a mis leyes.
Yo, Dios Uno y Trino, he dicho que lo que está destinado al Infierno, quedará en él eternamente, porque de esa muerte no se surge a una nueva resurrección. He dicho que ese fuego es eterno y que acogerá a todos los que cometieron escándalos e iniquidades. Y no creáis que esto dure hasta el momento del fin del mundo. No; al contrario, tras la tremenda reseña, esa morada de llanto y de tormento se hará más despiadada, porque el infernal solaz que aún se concede a sus huéspedes -poder dañar a los vivos y ver precipitar en el abismo a nuevos condenados- ya no será posible y la puerta del abominable reino de Satanás será remachada y clausurada por mis ángeles para siempre, para siempre; será ése un siempre cuyo número de años no tiene número; un siempre tan ilimitado que, si los granillos de arena de todos los océanos de la tierra se convirtieran en años, formarían menos de un día del mismo, de esta inconmensurable eternidad mía, hecha de luz y gloria en las alturas para los benditos; de tinieblas y horror en el abismo para los malditos.
Te he dicho que el Purgatorio es fuego de amor. Y que el Infierno es fuego de rigor.
El Purgatorio es un lugar en el cual expiáis la carencia de amor hacia el Señor Dios vuestro mientras pensáis en Dios, cuya Esencia brilló ante vosotros en el instante del juicio particular y despertó en vosotros un incolmable deseo de poseerla. A través del amor conquistáis el Amor y, por niveles de caridad cada vez más viva, laváis vuestras vestiduras hasta hacerlas cándidas y brillantes para entrar en el reino de la Luz, cuyos fulgores te hice ver días atrás.
El Infierno es un lugar en el cual el pensamiento de Dios, el recuerdo del Dios entrevisto en el juicio particular no es, como para los que están en el Purgatorio, deseo santo, nostalgia dolorida más plena de esperanza, esperanza colma de serena espera, de segura paz, que será perfecta cuando llegue a convertirse en conquista de Dios, pero que ya va dando al espíritu que purga sus faltas una jubilosa actividad purgativa porque cada pena, cada instante de pena, le acerca a Dios, su único amor. En cambio, en el Infierno, el recuerdo de Dios es remordimiento, es resquemor, es tormento, es odio; odio hacia Satanás, odio hacia los hombres, odio hacia sí mismos.
Tras haber adorado en la vida a Satanás en vez que a Mí, ahora que le poseen y ven su verdadero aspecto, que ya no se oculta bajo la hechicera sonrisa de la carne, bajo el brillante refulgir del oro, bajo el poderoso signo de la supremacía, ahora le odian porque es la causa de su tormento.
Tras haber adorado a los hombres -olvidando su dignidad de hijos de Dios- hasta llegar a ser asesinos, ladrones, estafadores, mercantes de inmundicias por ellos, ahora que se encuentran con esos patrones por los que mataron, robaron, estafaron, vendieron el propio honor y el honor de tantas criaturas infelices, débiles, indefensas -que convirtieron en instrumento de la lujuria, un vicio que las bestias no conocen, pues es atributo del hombre envenenado por Satanás-, ahora, les odian porque son la causa de su tormento.
Tras haber adorado a sí mismos otorgando todas las satisfacciones a la carne, a la sangre, a los siete apetitos de su carne y de su sangre y haber pisoteado la Ley de Dios y la ley de la moralidad, ahora se odian porque ven que son la causa de su tormento.
La palabra «Odio» tapiza ese reino inconmensurable; ruge en esas llamas; brama en las risotadas de los demonios; solloza y aúlla en los lamentos de los condenados; suena, suena y suena como una eterna campana que toca a rebato; retumba como un eterno cuerno pregonero de muerte; colma todos los recovecos de esa cárcel; es, por sí misma, tormento porque cada sonido suyo renueva el recuerdo del Amor perdido para siempre, el remordimiento de haber querido perderlo, la desazón de no poder volver a verlo jamás.
Entre esas llamas, el alma muerta, a igual que los cuerpos arrojados a la hoguera o en un horno crematorio, se retuerce y grita como si la animara de nuevo una energía vital y se despierta para comprender su error, y muere y renace a cada instante en medio de atroces sufrimientos, porque el remordimiento la mata con una maldición y la muerte la vuelve a la vida para padecer un nuevo tormento. El delito de haber traicionado a Dios en el tiempo terrenal está integralmente frente al alma en la eternidad; el error de haber rechazado a Dios en el tiempo terrenal está presente integralmente para atormentarla, en la eternidad.
En el fuego, las llamas simulan los espectros de lo que adoraron en la vida terrena, por medio de candentes pinceladas las pasiones se presentan con las más apetitosas apariencias y vociferan, vociferan su memento: «Quisiste el fuego de las pasiones. Experimenta ahora el fuego encendido por Dios, cuyo santo Fuego escarneciste».
A fuego corresponde fuego. En el Paraíso es fuego de amor perfecto. En el Purgatorio es fuego de amor purificador. En el Infierno es fuego de amor ultrajado. Dado que los electos amaron a la perfección, el Amor se da a ellos en su Perfección. dado que los que están en el Purgatorio amaron débilmente, el Amor se hace llama para llevarles a la Perfección. Dado que los malditos ardieron en todos los fuegos menos que en el Fuego de Dios, el Fuego de la ira de Dios les abrasa por la eternidad. Y en ese fuego hay hielo.
¡Oh, no podéis imaginar lo que es el Infierno! Tomad fuego, llamas, hielo, aguas desbordantes, hambre, sueño, sed, heridas, enfermedades, plagas, muerte, es decir, todo lo que atormenta al hombre en la tierra, haced una única suma y multiplicadla millones de veces. Tendréis sólo una sombra de esa tremenda verdad.
Al calor abrasador se mezcla el hielo sideral. Los condenados ardieron en todos los fuegos humanos y tuvieron únicamente hielo espiritual para con el Señor su Dios. Y el hielo les espera para congelarles una vez que el fuego les haya sazonado como a los pescados puestos a asar en la brasa. Este pasar del ardor que derrite al hielo que condensa es un tormento en el tormento.
¡Oh, no es un lenguaje metafórico, pues Dios puede hacer que las almas, ya bajo el peso de las culpas cometidas, tengan una sensibilidad igual a la de la carne, aún antes de que vuelvan a vestir dicha carne! Vosotros no sabéis y no creéis. Mas en verdad os digo que os convendría más soportar todos los tormentos de mis mártires que una hora de esas torturas infernales.
El tercer tormento será la oscuridad, la oscuridad material y la oscuridad espiritual. ¡Será permanecer para siempre en las tinieblas tras haber visto la luz del paraíso y ser abrazado por la Tiniebla tras haber visto la Luz que es Dios! ¡Será debatirse en ese horror tenebroso en el que solamente se ilumina, por el reflejo del espíritu abrasado, el nombre del pecado que les ha clavado en dicho horror! Será encontrar apoyo, en medio de ese revuelo de espíritus que se odian y se dañan recíprocamente, sólo en la desesperación que les enloquece y cada vez más les hace malditos. Será nutrirse de esa desesperación, apoyarse en ella, matarse con ella. Está dicho: La muerte nutrirá a la muerte. La desesperación es muerte y nutrirá a estos muertos eternamente.
Y os digo que, a pesar de que Yo creé ese lugar, cuando descendí a él para sacar del Limbo a los que esperaban mi venida, sentí horror de ese horror. Lo sentí Yo mismo, Dios; y si no hubiera sido porque lo que ha hecho Dios es inmutable por ser perfecto, habría intentado hacerlo menos atroz, porque Yo soy el Amor y ese lugar horroroso produjo dolor en Mí.
¡Y vosotros queréis ir allí!
¡Oh hijos, reflexionad sobre esto que os digo! A los enfermos se les da una amarga medicina; a los cancerosos se les cauteriza y cercena el mal. Ésta es para vosotros, enfermos y cancerosos, medicina y cauterio de cirujano. No la rechacéis. Usadla para sanaros. La vida no dura estos pocos días terrenos. La vida comienza cuando os parece que termina, y ya no acaba más.
Haced que para vosotros la vida se deslice donde la luz y el júbilo de Dios embellecen la eternidad y no donde Satanás es el eterno Torturador».

COMO ES EL INFIERNO

Cómo es el Infierno
«Hoy he estado en los abismos del infierno, conducida por un ángel. Es un lugar de grandes tormentos, ¡qué espantosamente grande es su extensión! Los tipos de tormentos que he visto: el primer tormento que constituye el infierno, es la pérdida de Dios; el segundo, el continuo remordimiento de conciencia; el tercero, aquel destino no cambiará jamás; el cuarto tormento, es el fuego que penetrará al alma, pero no la aniquilará, es un tormento terrible, es un fuego puramente espiritual, incendiado por la ira divina; el quinto tormento, es la oscuridad permanente, un horrible, sofocante olor; y a pesar de la oscuridad los demonios y las almas condenadas se ven mutuamente y ven todos el mal de los demás y el suyo; el sexto tormento, es la compañía continua de Satanás; el séptimo tormento, es una desesperación tremenda, el odio a Dios, las imprecaciones, las maldiciones, las blasfemias. Estos son los tormentos que todos los condenados padecen juntos, pero no es el fin de los tormentos. Hay tormentos particulares para distintas almas, que son los tormentos de los sentidos: cada alma es atormentada de modo tremendo e indescriptible con lo que ha pecado. Hay horribles calabozos, abismos de tormentos donde un tormento se diferencia del otro. Habría muerto a la vista de aquellas terribles torturas, si no me hubiera sostenido la omnipotencia de Dios. Que el pecador sepa: con el sentido que peca, con ése será atormentado por toda la eternidad. Lo escribo por orden de Dios para que ningún alma se excuse diciendo que el infierno no existe o que nadie estuvo allí ni sabe cómo es. 
Yo, Sor Faustina, por orden de Dios, estuve en los abismos del infierno para hablar a las almas y dar testimonio de que el infierno existe. Ahora no puedo hablar de ello, tengo la orden de dejarlo por escrito. Los demonios me tenían un gran odio, pero por orden de Dios tuvieron que obedecerme. Lo que he escrito es una débil sombra de las cosas que he visto. He observado una cosa: la mayor parte de las almas que allí están son las que no creían que el infierno existe. Cuando volví en mí no pude reponerme del espanto, qué terriblemente sufren allí las almas. Por eso ruego con más ardor todavía por la conversión de los pecadores, invoco intensamente la misericordia de Dios para ellos. Oh Jesús mío, prefiero agonizar en los más grandes tormentos hasta el fin del mundo, que ofenderte con el menor pecado».(Nº 741 – Diario «La Divina Misericordia en mi alma». Santa Faustina Kowalska.)

EL INTERES ES EL VENENO DEL SACERDOTE.

A LOS SACERDOTES: El interés es el veneno del sacerdote.

( quejas de Jesús )

Continuando mi habitual estado, mi adorable Jesús se hacía ver llorando, porque me lo había traído la Celestial Mamá para que lo tranquilizara y yo hacía cuanto podía por lograrlo, lo besaba, lo acariciaba, me lo estrechaba, le decía: “¿Qué quieres de mí? ¿No quieres amor para que te sientas feliz y calmar tu llanto? ¿No me has dicho Tú mismo otras veces que tu felicidad es mi amor? Y yo te amo mucho, mucho, pero te amo junto contigo, porque por mí sola no sé amarte; dame tu aliento ardiente que convierte todo mi ser en una llama de amor, y después te amo por todos, te amo con todos, te amo en los corazones de todos.” ¿Pero quién puede decir todos mis desatinos?

Entonces parecía que se tranquilizaba un poco, y para hacer que mi dulce Jesús no llorara más le he dicho: “Vida mía y mi todo, consuélate, ahora que hagan las casas de reunión de sacerdotes, oh, cómo quedarás consolado.”Y Él rápidamente : ¡Ah, hija mía, el interés es el veneno del sacerdote, y se ha infiltrado tanto en ellos, que les ha envenenado el corazón, la sangre y hasta la médula de los huesos. ¡Oh! cómo los ha sabido enredar el demonio, habiendo encontrado en ellos la voluntad dispuesta para ser entretejida. Mi Gracia ha usado todo su arte para formar en ellos el tejido del amor y darles el contraveneno del interés, pero no encontrando su voluntad dispuesta, poco o nada ha tejido de divino, por eso el demonio no pudiendo impedir del todo estas casas de reunión de sacerdotes, lo cual le ha provocado mucha pérdida, se contenta con mantener la tela que les ha tejido con el veneno del interés. !Oh! si tú vieras cuán pocos son los que están dispuestos a segregarse de la familia y a derramar este veneno del interés, llorarías conmigo, ¿no ves cómo discuten entre ellos respecto a este punto, cómo quedan agitados, cómo se enardecen los ánimos? Más bien creen que es un disparate y que eso no se aplica a su estado.

”Mientras esto decía, yo veía a los sacerdotes dispuestos para esto, y cuán escaso era el número de ellos. Jesús ha desaparecido y yo me he encontrado en mí misma. Ahora, sintiendo repugnancia de escribir estas cosas que corresponden a los sacerdotes, pero habiendo hecho el sacrificio porque así lo quiere la obediencia, mi amado Jesús ha venido y me ha dado un beso para recompensarme por el sacrificio hecho y ha agregado:“Hija amada mía, no has dicho todo sobre los inconvenientes que traería si el sacerdote queda estorbado por la atadura de la familia, las tantas vocaciones equivocadas, por las cuales la Iglesia llora amargamente en estos tristes tiempos; ciertamente no se verían tantos modernistas, tantos sacerdotes vacíos de verdadera piedad, tantos de ellos dados a los placeres, a la incontinencia y tantos otros que ven cómo se pierden las almas como si no fuera nada, sin la mínima amargura, y tantos otros desatinos que hacen, estos son signos de vocaciones equivocadas. Y si las familias ven que no hay nada más que esperar por parte de los sacerdotes, a ninguno le vendrán ganas de incitar a sus hijos para hacerse sacerdotes, ni a los hijos les vendrá el pensamiento de enriquecerse, de elevar a la familia por medio de su ministerio.”Y yo: “¡Ah! mi dulce Jesús, en lugar de decirme a mí estas cosas, ve a los dirigentes, a los obispos, porque ellos que tienen la autoridad pueden lograr contentarte en este punto, pero yo, tan pobre, ¿qué puedo hacer? No otra cosa que compadecerte, amarte y repararte.”

Y Jesús: “Hija mía, ¿a los dirigentes, a los obispos? El veneno del interés ha invadido a todos, y como casi todos están presos por esta fiebre pestífera, les falta el valor de corregir y de poner un freno a quienes dependen de ellos. Y además, Yo no soy comprendido por quien no está despojado de todo y de todos, mi voz suena muy mal a sus oídos, más bien les parece un absurdo, una cosa que no es conveniente a la condición humana, pero si hablo contigo nos comprendemos suficientemente, y si no encuentro otra cosa, encuentro un desahogo a mi dolor y tú me amarás de más, porque sabes que estoy amargado.

”Jesús a la S. D. Luisa Piccarreta Vol. 10 Enero 15, 1911

QUIEN QUERA LOS LBROS DE LUISA PICARRETA. DEJE AQUI SU MAIL Y LE INFORMO.

ORACION DEL SANTO CURA DE ARS POR LOS SACERDOTES.

Oración del CURA DE ARS por los SACERDOTES

*Omnipotente y eterno Dios, mira el rostro de tu Divino Hijo y por amor a Él, ten piedad de tus sacerdotes. Recuerda que no son sino débiles y frágiles criaturas, mantén vivo en ellos el fuego de tu amor y guárdalos para que el enemigo no prevalezca contra ellos y en ningún momento se hagan indignos de su santa vocación.Te ruego por tus sacerdotes fieles y fervorosos, por los que trabajan cerca o en lejanas misiones y por los que te han abandonado.¡Oh Jesús! te ruego por tus sacerdotes jóvenes y ancianos, por los que están enfermos o agonizantes y por las almas de los que estén en el purgatorio

.¡Oh Jesús! te ruego por el sacerdote que me bautizó, por los sacerdotes que perdonan mis pecados, por aquellos a cuyas misas he asistido y asisto, por los que me instruyeron y aconsejaron, por todos para los que tengo algún motivo de gratitud.¡Oh Jesús! guárdalos a todos en tu Corazón, concédeles abundantes bendiciones en el tiempo y en la eternidad Amen.

Sagrado Corazón de Jesús, bendice a tus sacerdotesSagrado Corazón de Jesús, santifica a tus sacerdotesSagrado Corazón de Jesús, reina por tus sacerdotes.María, madre de los sacerdotes, ruega por ellos.Danos Señor vocaciones sacerdotales y religiosas santas según tu corazón. Amén.

¿Qué quieres de mí? ¿No quieres amor para que te sientas feliz y calmar tu llanto?

A LOS SACERDOTES:

El interés es el veneno del sacerdote. ( quejas de Jesús )Continuando mi habitual estado, mi adorable Jesús se hacía ver llorando, porque me lo había traído la Celestial Mamá para que lo tranquilizara y yo hacía cuanto podía por lograrlo, lo besaba, lo acariciaba, me lo estrechaba, le decía: “¿Qué quieres de mí? ¿No quieres amor para que te sientas feliz y calmar tu llanto? ¿No me has dicho Tú mismo otras veces que tu felicidad es mi amor? Y yo te amo mucho, mucho, pero te amo junto contigo, porque por mí sola no sé amarte; dame tu aliento ardiente que convierte todo mi ser en una llama de amor, y después te amo por todos, te amo con todos, te amo en los corazones de todos.” ¿Pero quién puede decir todos mis desatinos? Entonces parecía que se tranquilizaba un poco, y para hacer que mi dulce Jesús no llorara más le he dicho: “Vida mía y mi todo, consuélate, ahora que hagan las casas de reunión de sacerdotes, oh, cómo quedarás consolado.”Y Él rápidamente : ¡Ah, hija mía, el interés es el veneno del sacerdote, y se ha infiltrado tanto en ellos, que les ha envenenado el corazón, la sangre y hasta la médula de los huesos. ¡Oh! cómo los ha sabido enredar el demonio, habiendo encontrado en ellos la voluntad dispuesta para ser entretejida. Mi Gracia ha usado todo su arte para formar en ellos el tejido del amor y darles el contraveneno del interés, pero no encontrando su voluntad dispuesta, poco o nada ha tejido de divino, por eso el demonio no pudiendo impedir del todo estas casas de reunión de sacerdotes, lo cual le ha provocado mucha pérdida, se contenta con mantener la tela que les ha tejido con el veneno del interés

. !Oh! si tú vieras cuán pocos son los que están dispuestos a segregarse de la familia y a derramar este veneno del interés, llorarías conmigo, ¿no ves cómo discuten entre ellos respecto a este punto, cómo quedan agitados, cómo se enardecen los ánimos? Más bien creen que es un disparate y que eso no se aplica a su estado.”Mientras esto decía, yo veía a los sacerdotes dispuestos para esto, y cuán escaso era el número de ellos. Jesús ha desaparecido y yo me he encontrado en mí misma. Ahora, sintiendo repugnancia de escribir estas cosas que corresponden a los sacerdotes, pero habiendo hecho el sacrificio porque así lo quiere la obediencia, mi amado Jesús ha venido y me ha dado un beso para recompensarme por el sacrificio hecho y ha agregado:“Hija amada mía, no has dicho todo sobre los inconvenientes que traería si el sacerdote queda estorbado por la atadura de la familia, las tantas vocaciones equivocadas, por las cuales la Iglesia llora amargamente en estos tristes tiempos; ciertamente no se verían tantos modernistas, tantos sacerdotes vacíos de verdadera piedad, tantos de ellos dados a los placeres, a la incontinencia y tantos otros que ven cómo se pierden las almas como si no fuera nada, sin la mínima amargura, y tantos otros desatinos que hacen, estos son signos de vocaciones equivocadas. Y si las familias ven que no hay nada más que esperar por parte de los sacerdotes, a ninguno le vendrán ganas de incitar a sus hijos para hacerse sacerdotes, ni a los hijos les vendrá el pensamiento de enriquecerse, de elevar a la familia por medio de su ministerio.

”Y yo: “¡Ah! mi dulce Jesús, en lugar de decirme a mí estas cosas, ve a los dirigentes, a los obispos, porque ellos que tienen la autoridad pueden lograr contentarte en este punto, pero yo, tan pobre, ¿qué puedo hacer? No otra cosa que compadecerte, amarte y repararte.”Y Jesús: “Hija mía, ¿a los dirigentes, a los obispos? El veneno del interés ha invadido a todos, y como casi todos están presos por esta fiebre pestífera, les falta el valor de corregir y de poner un freno a quienes dependen de ellos. Y además, Yo no soy comprendido por quien no está despojado de todo y de todos, mi voz suena muy mal a sus oídos, más bien les parece un absurdo, una cosa que no es conveniente a la condición humana, pero si hablo contigo nos comprendemos suficientemente, y si no encuentro otra cosa, encuentro un desahogo a mi dolor y tú me amarás de más, porque sabes que estoy amargado.”Jesús a la S. D. Luisa Piccarreta Vol. 10 Enero 15, 1911