380 15/11/14 De Mª.Stmª. LA VERDAD ES MI HIJO
Queridos hijos de Mi Corazón Inmaculado, consagrados a Mí: os digo, amaos mucho entre vosotros, amad de corazón al hermano, aceptadlo, toleradlo con todos sus defectos, y si le tenéis que corregir, invocadme, para hacerlo con toda suavidad y dulzura, porque, mirad, este es un aspecto más de amar al hermano como Jesús le ama, es la Gracia la que actúa en las almas, no vosotros.
Si le decís lo primero que se os ocurre, hasta exabruptos para quitároslo de encima, os rechazará, se aferrará a su criterio que le lleva por mal camino… hijos, y eso no, debe sentirse muy amado.
Como el imán, polos del mismo signo se repelen, y de distinto signo, se atraen. Debéis, pues, ser de distinto signo, y a la soberbia, solo se le atrae y vence con la humildad, y os digo: es necesario que os cueste mucho sufrimiento, mucha pureza de vida, mucha oración y mortificación. Debéis haceros todo para todos para atraerlos a Mi Hijo Jesús, (1Co 9, 22) y no soltar verdades como puños para quedaros descansando tan agusto. Eso no sirve.
Fijaos cómo corregía mi Hijo, siempre enseñando, sonriente, con palabras amables y dulzura en la voz, amando intensamente al hermano, ofreciendo sus dolores y ansias de Cruz por èl: – “Simón, tengo que decirte una cosa”… (Lc 7, 40) Siempre buscando la salvación de los demás, metiéndose incluso donde no le llamaban: “No tienen necesidad de medico los sanos, sino los enfermos” (Lc 5, 31) – “¡Hombre! ¿Quién me ha puesto de juez y repartidor entre vosotros? Cuidad de preservaros de toda avaricia… (Lc 12, 14) Incluso cuando arrojó a los mercaderes del templo, lo que había en Él era celo divino por Su Padre, nada de ira, y esto le confería una autoridad espiritual infinita, la propia del que es la Verdad en persona, sólo se atrevieron a preguntar con qué señal justificaba esa actuación…
Así que vosotros, no actuéis por vuestra cuenta como poseedores de la verdad, menos aún ante quien vive instalado en la mentira, pues la Verdad es Mi Hijo, y sólo se manifestará en íntima unión con Él. Yo os bendigo e intercedo por vosotros. Quedad en paz. Así sea.
Si le decís lo primero que se os ocurre, hasta exabruptos para quitároslo de encima, os rechazará, se aferrará a su criterio que le lleva por mal camino… hijos, y eso no, debe sentirse muy amado.
Como el imán, polos del mismo signo se repelen, y de distinto signo, se atraen. Debéis, pues, ser de distinto signo, y a la soberbia, solo se le atrae y vence con la humildad, y os digo: es necesario que os cueste mucho sufrimiento, mucha pureza de vida, mucha oración y mortificación. Debéis haceros todo para todos para atraerlos a Mi Hijo Jesús, (1Co 9, 22) y no soltar verdades como puños para quedaros descansando tan agusto. Eso no sirve.
Fijaos cómo corregía mi Hijo, siempre enseñando, sonriente, con palabras amables y dulzura en la voz, amando intensamente al hermano, ofreciendo sus dolores y ansias de Cruz por èl: – “Simón, tengo que decirte una cosa”… (Lc 7, 40) Siempre buscando la salvación de los demás, metiéndose incluso donde no le llamaban: “No tienen necesidad de medico los sanos, sino los enfermos” (Lc 5, 31) – “¡Hombre! ¿Quién me ha puesto de juez y repartidor entre vosotros? Cuidad de preservaros de toda avaricia… (Lc 12, 14) Incluso cuando arrojó a los mercaderes del templo, lo que había en Él era celo divino por Su Padre, nada de ira, y esto le confería una autoridad espiritual infinita, la propia del que es la Verdad en persona, sólo se atrevieron a preguntar con qué señal justificaba esa actuación…
Así que vosotros, no actuéis por vuestra cuenta como poseedores de la verdad, menos aún ante quien vive instalado en la mentira, pues la Verdad es Mi Hijo, y sólo se manifestará en íntima unión con Él. Yo os bendigo e intercedo por vosotros. Quedad en paz. Así sea.
309 22/02/14 De Mª. Stmª. INCONTAMINADOS DEL MUNDO
Queridos hijos de Mi Corazón Inmaculado, consagrados a Mí, quiero recordaros hoy que la caridad pura y santa ante Dios Padre es esta: Visitar a las viudas y huérfanos en sus tribulaciones, y mantenerse incontaminado del mundo. (Stgo. 1, 27)
Hijos, a Dios no le conocéis sino por inspiraciones, o alegrías del corazón, rara vez os hablará con palabras, sino por conceptos e ideas; por tanto, si no Le veis, en cambio, sí veis a vuestros hermanos, hechos a imagen y semejanza Suya, con entendimiento y voluntad libres, amadlos, y así demostráis amarle a Él, cumpliendo lo que os pidió en la Última Cena.
Y el mantenerse incontaminado del mundo, hijos, no es ninguna clase de egoísmo, tampoco es un desprecio hacia vuestros hermanos del mundo. Al contrario, es la condición previa para poder ejercer la caridad con ellos. Porque les tenéis que amar como Jesús les amó. (Jn. 13, 34) Y Mi Jesús no tuvo nunca nada que ver con el mundo. Vosotros estáis metidos en él con el cuerpo, y no contaminarse quiere decir, guardar el espíritu sólo para Dios, y así podréis hacerlo todo con Mi Jesús, como si Él hiciera Sus obras de caridad por medio de vosotros.
Así, pues, si tropezáis con ambientes ruidosos, donde no se escucha a Dios, apartaos. Si con ambientes de mentira y soberbia continua, dejadlos; ¿de avaricia?… sed generosos con los pobres, mirad en ellos a Mi Jesús, a San José y a Mí; si con ambientes lujuriosos, id más lejos aún, lo primero para acercarse a Dios es la pureza, que no se os entre por los ojos, por ningún medio, televisión, periódico o calle, la desnudez, la impureza o lascivia, el demonio os traerá a la memoria esas imágenes como moscas cansinas. Sed, además, diligentes en las cosas de Dios, e id con calma y tranquilos, para no irritaros por nada. Que estáis donde Dios os ha puesto, y vuestro alimento debe de ser cumplir Su Voluntad. (Jn. 4, 34)
Yo os bendigo de parte de Mi Hijo para daros fuerza, alegría y luz, con plena esperanza en Sus promesas. Quedad en paz. Así sea.
Hijos, a Dios no le conocéis sino por inspiraciones, o alegrías del corazón, rara vez os hablará con palabras, sino por conceptos e ideas; por tanto, si no Le veis, en cambio, sí veis a vuestros hermanos, hechos a imagen y semejanza Suya, con entendimiento y voluntad libres, amadlos, y así demostráis amarle a Él, cumpliendo lo que os pidió en la Última Cena.
Y el mantenerse incontaminado del mundo, hijos, no es ninguna clase de egoísmo, tampoco es un desprecio hacia vuestros hermanos del mundo. Al contrario, es la condición previa para poder ejercer la caridad con ellos. Porque les tenéis que amar como Jesús les amó. (Jn. 13, 34) Y Mi Jesús no tuvo nunca nada que ver con el mundo. Vosotros estáis metidos en él con el cuerpo, y no contaminarse quiere decir, guardar el espíritu sólo para Dios, y así podréis hacerlo todo con Mi Jesús, como si Él hiciera Sus obras de caridad por medio de vosotros.
Así, pues, si tropezáis con ambientes ruidosos, donde no se escucha a Dios, apartaos. Si con ambientes de mentira y soberbia continua, dejadlos; ¿de avaricia?… sed generosos con los pobres, mirad en ellos a Mi Jesús, a San José y a Mí; si con ambientes lujuriosos, id más lejos aún, lo primero para acercarse a Dios es la pureza, que no se os entre por los ojos, por ningún medio, televisión, periódico o calle, la desnudez, la impureza o lascivia, el demonio os traerá a la memoria esas imágenes como moscas cansinas. Sed, además, diligentes en las cosas de Dios, e id con calma y tranquilos, para no irritaros por nada. Que estáis donde Dios os ha puesto, y vuestro alimento debe de ser cumplir Su Voluntad. (Jn. 4, 34)
Yo os bendigo de parte de Mi Hijo para daros fuerza, alegría y luz, con plena esperanza en Sus promesas. Quedad en paz. Así sea.
76.- 22/06/2012 Del Espíritu Santo. FORJA DE CORAZONES
Si os abandonáis a Mí por entero, a Mí, que soy puro fuego de Amor Divino, y con los golpes de la vida, entonces podré hacer de vosotros la obra maravillosa de asemejaros a Cristo, Yo, Espíritu de Dios, os hablo. Fijaos en el herrero: la barra ya tiene la forma que se necesita, alma humana e inmortal a imagen Nuestra. Sólo falta que se deje abrasar de Amor, en la fragua, y que sufra, estando caliente, los golpes del martillo sobre el yunque, y así va teniendo la forma que se necesita[1], que es como quiero fraguar vuestros corazones. Los golpes de la vida, en frío, lejos del Amor, no los cambiarán. Yo, Espíritu de Amor, os hablo.
Los golpes son tentaciones que habéis de vencer, y en verdad, son como moscas, molestan. Pero fijaos, todos los animales y plantas han tenido mucho que superar, para adaptarse a su medio, y son fuertes. ¿Qué pasaría si trasplantamos al sol y al riego ocasional, el de la lluvia, a una planta de invernadero? Que raro sería que subsistiera, igual que a un niño mimado y criado sin superar dificultades, no se adapta luego a la vida normal. Por ello, dejé escrito: “Bienaventurado el varón (y todo aquél) que soporta la tentación, porque, probado, recibirá la corona de la vida, que Dios ha preparado para los que Le aman” (Sant. 1, 12).
Mirad, las tentaciones suelen ir contra alguna virtud, o contra alguna bienaventuranza. Promueven siempre alguno de los siete pecados capitales, y os obliga a hacer un acto de su virtud contraria: humildad ante los pensamientos de superioridad o soberbia; desprendimiento ante la avaricia; paciencia con el hermano; no envidiarle, etc. A veces, contra virtudes teologales y cardinales, y otras contra las bienaventuranzas. Veo que la que más molesta de inmediato es la última: “Bienaventurados seréis si os persiguen y os calumnian…” (Mat. 5, 11-12) Pedidme muy de veras la gracia y la fortaleza en este caso para seguir y tener presentes las palabras de Mi Jesús en el Evangelio: “No resistáis al agravio: al que te hiere una mejilla, ofrécele también la otra; al que te arma pleito para quitarte la túnica, dale también el manto, y al que te requiere para que le ayudes una milla, anda con él dos”, (Mat. 5, 38-42) etc. Y que os alegréis y regocijéis y saltéis de gozo, (Mat. 5, 12-15)sabiendo que, si estáis con Jesús, nadie os quitará vuestra alegría. (Jn. 16, 22) En verdad, es una Cruz muy pesada, y el enemigo suele estar cerca, (Mat. 10, 36) y necesitáis gracia muy especial para no señalar y no levantar sospechas, recelos, ni divisiones. Aquí no rige la norma del mundo: “Divide y vencerás”. Aquí hay que esforzarse hasta el final en la unión y en el amor hacia el hermano, “Que todos sean Uno, como Tú, Padre, en Mí, y Yo en Ti”, (Jn. 14, 21) aprended y meditad la gran delicadeza que tuvo Mi Jesús con el discípulo traidor, pensad que todo entra en los planes Míos y estad siempre alegres. Yo os bendigo y estoy dispuestísimo a daros Mis siete dones y Mis doce frutos. Quedad en paz. Así sea.
[1] Una de las muchas repeticiones que han salido. No corrijo nada.
58.- 04/05/2012 De Jesús. ACERCAOS A MÍ
Misericordia quiero, y no sacrificios ostentosos, que no vine a llamar a los justos, sino a los pecadores a la penitencia. (Mt. 9, 9-13) Yo, Jesús, os hablo. Acercaos a Mí con toda confianza, que soy Médico, el Médico de las almas, y también Medicina, la Medicina de Inmortalidad y Vida eterna. Yo, Jesús, os hablo.
Fijaos bien cómo curaba a los enfermos del cuerpo en la tierra, iba a buscarles, a los ciegos, a los cojos, a los sordos, a los paralíticos, y ese poder le di a mis discípulos, hasta el de resucitar muertos. Hijos de Mi Divino Corazón, conocéis mejor las enfermedades del Cuerpo que las del alma, cuya causa es el pecado y la falta de penitencia. Mirad, cuando hacéis cualquier cosa sin tenerme en cuenta ni remotamente, vuestra memoria está enferma; si entendéis mejor de deportes, negocios, placeres de la vida… vuestro entendimiento está enfermo; si veis y deseáis lo que no os doy porque no os conviene, los ojos del alma están enfermos, y si preferís el consuelo humano, incluso el de vuestros padres y hermanos, al que Yo os pueda dar en el Sagrario, aún no sois dignos de Mí.
Estos vicios y males del alma, los voy curando con la confesión frecuente, con verdadero propósito de enmienda, y una oración que se someta a Mí, a lo que Yo le quiera dar y administrar, y cuyo mejor momento es la Acción de Gracias que sigue a la Sagrada Comunión.
En ella curo vuestra soberbia maligna, alentada por Satanás, haciéndoos contemplar mi profundísima humildad, fui vendido por el precio legal de un esclavo, (Ex. 21, 32) rehusé proclamarme Rey, fueron los niños quienes lo hicieron, a pesar que iba montado en un asnillo joven detrás de su madre… (Mt. 21, 9) Curo vuestra avaricia con Mi desprendimiento y generosidad; curo vuestra lujuria con Mi infinita castidad; vuestra ira con Mi mansedumbre de corazón, que puse la otra mejilla; curo vuestra gula con Mi templanza; vuestra envidia, Yo mismo soy la Caridad en persona, y vuestra pereza, con Mi diligencia en cumplir en todo momento la Voluntad de Mi Padre.
Examinaos, pues, pedid siempre perdón en todas las partes de la Misa, y temblando por lo que vais a hacer, recibir a vuestro Dios, preparad bien vuestras almas y venid a Mí con toda confianza. No rehuséis hacerlo con otros pretextos. Este Sacramento es de virtud tan poderosa… ¡Cuántos santos se llegaron a Él atormentados, preocupados y, en la Acción de Gracias, Mi Espíritu les recuerda algo que les consuela y les llena de alegría! ¿Qué habría sido de ellos de haberse quedado sin comulgar? Muy sencillo: habrían dado paso a la tibieza, por su comodidad espiritual, al haber cedido a la sugerencia de Satanás.
¡Y la vida que tiene este Sacramento! Hay santos que no comían ni bebían otra cosa durante meses. Verdaderamente, Yo lo puedo todo, y es Mi deseo que este mensaje os dé confianza, gozo y paz en Mi Espíritu, y os estimule a la santidad. Quedad en paz, hijos de Mi Divino Corazón. Así sea.
MENSAJES DE DIOS PARA LOS SACERDOTES. 