La Victoriosa Reina del Mundo
A Sor Natalia Magdolna
Horas de reparación
El Señor pidió que los Sacerdotes llevaran a cabo horas de reparación. Pero las
autoridades no daban señales de entender. Entonces el Señor, firme, pero aún con Su
acostumbrado Amor, dijo:
—Oh, ciegos e ingratos Sacerdotes Míos, ¿por qué Me causan tanta angustia? Yo
esperaba gratitud y prontitud de ustedes, y ustedes Me contestan ridiculizando y
rechazando Mi Amor. ¿Por qué desean ustedes esconderle a la gente Mi Amor, Mi
Misericordia y Omnipotencia, cuando el enemigo está usando siempre nuevas armas
contra Mí y contra aquellos que Me aman? Ámenme como Yo los amo. Quieran lo que Yo
quiero. Hagan reparación, hagan penitencia, alimenten la confianza y el amor a Mí en
ustedes y en las almas confiadas a ustedes.
Luego dirigiéndose a mí, dijo:
—Hija Mía, allí donde las almas abandonadas claman sin cesar, por misericordia
recibirán Mi Paz a través de la reparación. Sin reparación no hay Gracia, ni misericordia,
ni unión. La salvación es diálogo y unión con Dios. Si aquellos que en sus almas
mancharon Mi Belleza Divina, reconocen su miseria y vuelven a Mí, serán perdonados;
pero los que persistan en sus pecados, irán a la ruina.
El Salvador me enseñó cómo debía hacerse la hora de reparación, y cómo debían ser
frecuentes dichas horas. ―Mis Sacerdotes deberán informar a la gente acerca de las horas
de reparación. Deberán animar a las almas con cello, y permitir a estas almas hacer
reparación de acuerdo a Mi bendito llamado‖.
Horas nocturnas de reparación
En vista de los tiempos críticos, Jesús pidió horas nocturnas de reparación. Me
apremió para que rezáramos no tanto para que acortara el castigo, sino más bien para la
perseverancia en la reparación. De este modo, nuestras plegarias serían oídas por el
Padre Celestial.
En una ocasión hice una hora de reparación por los sacrilegios cometidos con el robo
en las iglesias. El Señor me mostró en una visión cómo ocurría un robo sacrílego, y dijo:
―Ves, hija Mía, por esto es que he pedido la hora de reparación durante la noche‖.
Posteriormente el Salvador me mostró a aquellos consagrados que atacaban Su
proyecto de reparación. Cuando ellos iban a recibir la Sagrada Comunión, vi al Señor en
ellos cubierto de sangre y heridas, igual que lo veía en los Sagrarios profanados en el robo
de las iglesias. Me dijo: ―Ves, hija Mía, estos rosales dan espinas en lugar de rosas‖.
La capilla de la reparación
Con frecuencia el Señor me hablaba de la capilla de la reparación que se iba a
construir, urgiendo que se hiciera pronto. Le causaba profunda pena que algunos clérigos
se opusieran obstinadamente. En 1942, después del primer bombardeo, el Señor me dijo:
Ves, hija Mía, Yo quería librar al país de esto. Pero ellos no quieren construir la
capilla en honor de Mi Madre Inmaculada y esta discordia destruye en ellos el templo de
Mi Sagrado Corazón. Ésta es una señal, la señal que ellos pidieron.
La visión de la Madre Dolorosa