Anarquía en la forma de vestir para el Clero

18 de Noviembre de 1978. escritos otavio michelini

SALVEMOS LAS GRANDES DISCIPLINAS DE LA IGLESIA

Hijo mío, soy Jesús, escúchame y escribe.
Recientemente, poco antes de subir a la Casa de mi Padre Celestial, mi Vicario en la tierra, el Papa Juan Pablo I dijo, y hace pocos días también Juan Pablo II ha repetido. «¡Salvemos las grandes disciplinas de la Iglesia!»
¿Qué han querido decir con este requerimiento lanzado a toda la Iglesia, un llamamiento angustiado, un verdadero grito de alarma?
Se intenta salvar una casa en peligro de ser destruida o en parte ya destruida; se trata de salvar una cosa presa de las llamas… y en tal caso se trata de pedir y se invoca ayuda para salvar lo salvable.
¡Mi Iglesia está en llamas, hijo mío, y las llamas le están destruyendo las estructuras más bellas con las que la edifiqué!
Los Baluartes Espirituales con que la ceñí y que en Ella diseminé por doquier están todos en llamas, todos en crisis.
Dentro de no mucho vendrán también las «llamas materiales» a completar las destrucciones, porque esta Mi Iglesia se deberá rehacer enteramente nueva.
En otras ocasiones hube de decirte cómo Conventos, Comunidades, Congregaciones y Ordenes Religiosas son otras tantas hogueras de incendio y de crisis, donde las llamas después de haberse incubado por largo tiempo bajo las cenizas han ya comenzado a inflamarse y dilatándose y encontrándose han formado un gran incendio en el que está envuelta Mi Iglesia, que ahora, en plena crisis, ¡arde toda!

Crisis de Fe y vida interior, por tanto anarquía

Diócesis, Parroquias, Seminarios y todas las demás estructuras acusan más o menos un gran malestar que brota de una única y sola causa: Crisis de Fe, equivalente a crisis de verdadera vida interior y he aquí como consecuencia, la crisis exterior que se comprueba en todo mi Cuerpo Místico y cuyas manifestaciones ya conoces, por lo que no considero oportuno repetirlas, ahora en Mi Iglesia hay «anarquía»; anarquía de la que no se quiere oír hablar, sobre todo por quienes son su principal causa y sobre los que pesa la mayor responsabilidad.
Anarquía en la forma de vestir para el Clero; quien hace una Ley tiene también el deber de hacerla respetar, de otra manera ¿para qué hacerla? ¿Por qué entonces se ha hecho una Ley y no se ha hecho nada para hacerla respetar? ¿No es esto un carente sentido de responsabilidad?
San Pablo ha hablado claramente de la modestia con la que las mujeres en particular, pero no sólo las mujeres, deben asistir a las Sagradas Funciones en la Iglesia… ahora bien, vestido más inmodesto que los vaqueros ¿cuál es?
Anarquía en la Liturgia y en la administración de los Sacramentos… aquí basta recordar lo que he dicho en un precedente mensaje…en tantísimos casos se administran los Sacramentos como se administrarían las propias cosas materiales, olvidando la «sacralidad» del Sacramento, que es fruto de mi Redención. No puedo tolerar ya más allá estas sacrílegas profanaciones, y no desciendo a detalles de los que ¡hasta los fieles menos sensibles a las cosas de Dios se han escandalizado profundamente!
Anarquía en las relaciones eclesiales. Cuántas veces se desobedece… Cuántos sacerdotes suscritos a periódicos y revistas marxistas… Cuántos sacerdotes que leen periódicos que sutilmente inculcan ateísmo e inmoralidad… Cuántos sacerdotes frecuentan salas cinematográficas prohibidas a los seglares…
Los Obispos lo saben, pero ¿por qué no han intervenido casi nunca? Y si no lo saben, ¡quiere decir que no se preocupan mucho de la situación ni de los peligros con los que están amenazados los Sacerdotes de su grey!
Ahora se inicia el tiempo de la justicia.
A Dios no se le traiciona impunemente
Hijo mío, te veo preocupado… ¡oh, no lo estés! Soy Yo, Jesús, quien te lo pide. ¿No te he asegurado tantas veces diciéndote que ninguno podrá nada contra ti más de lo que Yo permita y que si permito que tengas que sufrir es sólo para Mi mayor Gloria y el bien de las almas?
Hijo mío, cuando un campo está infestado de tantas malas yerbas, o se limpia con una enérgica acción de escarda o queda destinado a la esterilidad… ¡esta es hoy la condición de mi Iglesia!
La acción de saneamiento radical que hará nueva y tan bella a Mi Iglesia ya se ha iniciado… tú me quieres decir que muchos ríen burlonamente incrédulos… he dicho «ríen burlonamente», porque estos incrédulos son los fieles de la iglesia de Satanás que, como su jefe, están congelados en la incredulidad, pero cuando llegue el momento en el que deberán, o mejor, querrían cambiar de opinión, ¡ya no tendrán tiempo!
Una vez más recuerdo a estos traidores Míos y de Mi Cuerpo Místico que he sido paciente, magnánimo y Misericordioso, pues era tiempo de Misericordia… pero ahora, hijo mío, da comienzo el tiempo de la Justicia. ¡A Dios no se le traiciona impunemente!
Hijo, te bendigo y Conmigo te bendicen mi Madre y San José; ¡ámame y no temas jamás!

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