LA HEREJIA MAS GRANDE ES ESTAR EN DESACUERDO CON EL PAPA.

“La herejía más grande que los descubrirá será el desacuerdo total con el Vicario de Mi Santo Hijo”

por Fátima Maldonado

JULIÁN SOTO AYALA, “EL DISCÍPULO” / MÉXICO

SÉPTIMO MENSAJE UNIVERSAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Dado a “El Discípulo”, en Caborca, Sonora, durante la Velada de Oración.
El 24 de Mayo de 1998.  

Primera Parte

Discípulo:
La Santísima Virgen, pidió que antes de empezar la lectura de este mensaje y los que están por venir, se rece La Salve, el Memorare o Acordaos, la Oración a San Miguel Arcángel y la Oración al Espíritu Santo.

Escribe, Mi pétalo de rosa:

Esta generación, necesidad tiene de Sacerdotes santos, el mundo no ha sabido apreciar el don maravilloso de Dios en el Sacerdocio, la dignidad más alta, más hermosa. Mi niño: Tenéis en el Sacerdote otro Cristo, ante una señal de su mano, los pecados os serán perdonados, quedando así el Cielo abierto, abiertas las Puertas Eternas. Mi Hijo amado viene a habitar entre vosotros, baja a vosotros por la palabra viva del Alma Sacerdotal.

Los Sacerdotes son los dadores de las Cosas Sagradas, un apóstol, un discípulo igual que Pedro, igual que Juan, igual que Santiago.

Discípulo:
¿Por qué los Sacerdotes no son santos?

Pedacito de Mi Corazón, porque no se han mirado de pies a cabeza a sí mismos, en alma y cuerpo; si se miran bien, se encontrarán hechos semejantes a su Madre del Cielo, que con Mi “Fiat” obtuve, por la Gracia del Todopoderoso, traer a Dios Mismo hecho Carne en Mi vientre. Sí, Mi pequeño, si se miran a sí mismos, encontrarán que son semejantes al humilde Pesebre de Belén, a la Cruz del Sacrificio del amor humilde y callado, casto y puro, pequeño, amoroso, en brazos de Su Madre.

El Sacerdote tiene un oficio más alto que el de los Ángeles, Dios escucha sus oraciones y les puede dar cuanto Le pidan, en bien de su pueblo. El Sacerdote que ora y hace sacrificios por su pueblo, tiene el poder de familiarizarse con Dios para aplacar Su Cólera con el pueblo rebelde.

¡Ay, cuando Dios esté enojado con Su Pueblo!

Mi pequeño, di a tu Obispo, que los Sacerdotes deben apreciar la dignidad de su estado, que no se conviertan de Pastores a psiquiatras, sociólogos, psicólogos y maestros de ciencias humanas. Que aprecien ellos esos Poderes que Dios les dio: Absolver y Consagrar, que cuiden ser hombres de Dios, como los profetas Elías y Eliseo.

En este Séptimo Mensaje, el antepenúltimo, después de Mi adiós, quiero que Mis hijos en la Tierra, los que os dedicáis al rezo devoto del Santo Rosario, que pidáis por vocaciones sacerdotales y que recéis, los fieles consagrados a Mi Corazón Doloroso e Inmaculado, por los Sacerdotes, sobre todo, por su santidad y fidelidad. La Palabra misma de vuestro Creador es que a la vez, suavísima exigencia dolorosa y amarga, es sobre todo, la Cruz que purifica y sana.

Discípulo:
Aquí, vi en visión, un Ángel mostrando grabado en un trozo de tela muy fina, esta cita Bíblica:
“Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo viviréis atribulados; pero tened buen ánimo: yo he vencido al mundo.” (Juan 16, 33)

Hijito Mío, falta algo a la Pasión de Mi Hijo, algo que con vuestro sacrificio debéis, en breve, completar. Se aproxima veloz, muy rápido, el tiempo más grande de prueba para los Católicos; la Fe Católica será perseguida como algo que debe desaparecer, como algo que estorba a los planes de los que dirigen las Naciones.

Discípulo:
Aquí, vi a Nuestra Madre Santísima acompañada de nuevo por el Apóstol Juan; siete estrellas luminosas rodeaban esta visión. La Virgen se inclinó al suelo y comenzó a Orar; de pronto, vi aparecer las siete estrellas y aparecieron siete hermosos Ángeles, San Juan Apóstol se postró rostro en tierra y adoró a Dios.
Uno de los Ángeles escribió en un libro, estas palabras:

“GRACIA, PAZ Y MISERICORDIA”

Luego, cerró el libro y me lo entregó. Yo, Discípulo, me puse muy triste porque se me ordenó no abrir el libro.
La Santísima Virgen prosiguió con una Voz dulce, pero a la vez triste:

La Gracia de Dios y el celo por las almas os hará salir victoriosos. Yo, la Madre del que Todo lo puede, he recibido la Misión de derrotar al enemigo infernal. Y ustedes luchan a Mi lado, Mi Corazón Doloroso y el Corazón Sacratísimo de Jesús, Gobernarán y Reinarán en el mundo.[1]

Queridos hijos, pronto tendréis que buscar la forma de permanecer fieles ante todo ataque por descristianizar a la humanidad. Dios dispondrá de la sangre de los Mártires para llevar a cabo Su obra; y por último, cuando todo parezca que no tenga solución, cuando sea inminente el triunfo del infernal dragón, brillará en el firmamento la Luz de la Justicia Divina. El Trueno, el Rayo de la Tempestad, el Fuego de la Cólera Santa de Dios, os hará exclamar extasiados: 

“¡Bendito el que viene, el Rey Poderoso, el Único Señor Misericordioso, el Rey de la Gloria, Quien merece todo Poder, todo Honor y toda Gloria, por los siglos de los siglos! Amén.”

La Tierra se sacudirá y las almas de los infieles caerán al mar. Fuego y granizo, humo, llanto amargo, tristeza y dolor. Día grande, el Día en que el Señor Dios juzgará a las acciones pecaminosas de los hombres.

Sacerdote Mío: amonesta, corrige, instruye con la Sabiduría pero sé cauteloso, porque tras de ti están las víboras al acecho. Sé astuto, muy astuto, porque el enemigo anda como león rugiente, buscando a quién devorar. Se acerca el Triunfo total, la derrota total del dragón infernal.

Hijos amados, retomen el camino de la oración. El mundo está pendiendo de un hilo muy delgado; un gravísimo peligro se cierne sobre la humanidad.

Yo, la Madre de Jesús, os lo pido, os lo suplico, os lo ruego: Den a conocer Mis mensajes a cuantos pudieren y por los medios que estén a su alcance. Mi Alma de Madre Medianera, está triste por vuestra actitud.

Discípulo:
Aquí, la Madre me transmitió una tristeza tan grande que comencé a llorar, Ella me ordenó:  

Sigue escribiendo, pedacito de Mi Corazón, aunque muchos no crean en los mensajes.

La humanidad corre desenfrenadamente al abismo de su propia condenación, el diablo los azuza, cual furioso lobo rapaz a su guarida de eterna condenación.

¡Ay, Mi niño! Emite esta queja, y que Mis Obispos las conozcan, una jauría de perros hambrientos se ha desatado con el propósito de acabar con el Culto Sagrado de la Santa Misa (desacralización), la abominación más grande, la ofensa más terrible, la difamación a los hombres de Dios, la falta de respeto al Santo Padre, todo, Mi pequeño, es parte del macabro y terrible plan.

El clero masónico se quita la piel de oveja, los ateos se mofan y hacen guerra al cristiano. El mundo ha sido entregado en mano de los instrumentos de flagelo; todo el poder político y social está en manos de los enemigos de Dios. El gobierno inicuo de las Naciones, hará la guerra a la Iglesia de Dios, persiguiéndola, difamándola.[2]

¡Ved, Obispo Mío, la sutileza del espíritu del mal! Primero, mina la fuerza de la Iglesia y luego, trata de levantarla a fuerza de sus caprichos. Miles de comunistas han salido de los seminarios ya, portando las vestiduras santas del sacerdocio; habiendo recibido órdenes sagradas, dan los últimos toques imperceptiblemente para la aparición del que se nombra a sí mismo “Maestro de Maestros”, el Maitreya.[3]

Discípulo:
Aquí, la Santísima Virgen me transmitió el Dolor de Su Corazón.

Mi niño, los grupos de presión hacen sufrir mucho al Santo Padre. Él carga una cruz bastante pesada y Tú, Mi pequeño, tienes que ofrecer Comuniones Reparadoras por Él. Yo sé todo lo que acontece con tu Director Espiritual, haz lo que él te diga y sométete al Obispo, conviene así a Mis planes. Te comunico la tristeza de Mi Corazón por las almas que le hacen guerra al Santo Padre.

La gente teme hablar del CASTIGO DIVINO, pero es mejor hablar del Castigo del Cielo que de la suerte que correrán las almas en el fuego eterno de la condenación. La indiferencia, la apatía y el escepticismo minan la voluntad de Mis consagrados. Ya te dije, pequeño Mío, Mis mensajes son como una piedrecita, como una nubecita. La suerte que correrán Mis mensajes por todo el mundo, será la de lograr la conversión de muchos penitentes. El Sagrado Corazón de Jesús Reinará.

Pedacito de Mi Corazón, no puede una Madre pedir o desear castigo para los hijos que se portan mal, antes bien, pide clemencia y soporta con paciencia el tormento al cual Sus hijos le someten. ¡La Cruz, Mis hijitos, la cruz del dolor y del sufrimiento nadie la quiere llevar; la Cruz del sacrificio y la renuncia, nadie la acepta!

¡Esta Generación cansa a Mi Hijo con la cruz de sus desórdenes y pecados!  La causa de Mi Llanto, de Mis Lágrimas, es por la incredulidad a Mis palabras… Por las almas de los jóvenes que se dejan llevar por el criterio del mundo, de lo que dicen y hacen los demás.

Con respecto a estas revelaciones, Mi pequeño, no temas al recibir la censura, sino confía en Mi Corazón Doloroso e Inmaculado. Tú sabes que constantemente doy mensajes a Mis hijos, a Mis instrumentos dóciles y los preparo a cada uno solícitamente con el amor de Mi Corazón Maternal.

Muchos quieren comprender estos mensajes de forma meramente humana y los que están puestos en la Iglesia para discernir lo que concierne a los Planes de Dios, no quieren entenderme o tal vez Me entienden, pero no Me comprenden; sus apreciaciones las manifiestan erróneamente. Los hay de los que hablan del iluminismo, del tremendismo, del espiritismo y de un milenarismo con la presencia visible de vuestro Señor. Los ataques que Mis instrumentos y mensajes reciben, lastiman Mi Corazón y son también causa de Mis Lágrimas.

¿Cómo, Obispo Mío, entenderéis el Reinado Espiritual de los dos Sagrados Corazones? ¡La Misericordia, también es Justicia, porque Dios es también Justicia y Misericordia! ¿Quién se opone a los Planes de Dios…? ¿No está escrito de que Dios puede hacer hablar a los niños de pecho y hasta las piedras de los cimientos y las paredes de los templos?

¡Apóstoles de los Últimos Tiempos, estamos en el Año de la Gracia! ¡El Espíritu Santo ilumina los corazones y los conduce ya a la Verdad Total!

¿No habéis leído que Yo, la Madre de Jesús, recibí la Misión de aplastar la cabeza del dragón infernal? ¿No habéis leído que soy Señal en el Cielo, Señal de Victoria, no de derrota? No, Mis hijos, Yo no soy señal de duelo y muerte, sino Señal de Victoria y de Triunfo. Vosotros lucháis Conmigo y Mi Triunfo, será también vuestro triunfo. Pese a todo, Reinarán los Dos Sagrados Corazones.

Dejad de lado vuestras preocupaciones y estad como el centinela: ¡Alertas en toda eventualidad! Ya cayó, Mi pequeño, la manecilla del Reloj de la Misericordia. La Quinta vuelta del Reloj de la Justicia Divina. Escribe, Mi pequeño, las cosas que trae consigo la Quinta Hora, lee tu Biblia, ora, no temas. Yo estoy contigo.

Escribe, Mi niño:

La sangre de los Mártires clama al Cielo por justicia. Pide cuentas esa misma sangre a los habitantes de la Tierra; el tiempo que esperan las almas de los que dieron su vida y su sangre por el Reino, empieza a tener cumplimiento[4] Dios viene a enjugar toda lágrima, Mi Hijo Jesucristo Reinará por siempre. Los que ultrajan Su Nombre, los que persiguen a la Iglesia Santa llorarán y harán duelo porque la Hora de la llegada de Mi Amado Hijo traerá conversión, gracia y paz. Su Fuego devorador y su celo, purificarán TODO.

¡Ay, pedacito de Mi Corazón! La vuelta de la manecilla del Reloj de la Misericordia se inició y no habrá séptima, ni octava, ni nona. Después de haber concluido ésta, se establecerá un Nuevo Reino, una Alianza Santa de Dios con Su Pueblo; después de la tristeza, el asombro y el dolor, vendrá el nacimiento de una Nueva Raza sobre la Tierra.

La Tierra se sacude ya, tiembla, a causa de los dolores del parto (como cuando una mujer va a dar a luz). La Iglesia toda será renovada y no habrá ministro o jefe de Nación que no consulte a su Dios a través de Sus “Ministros”, la angustia habrá pasado y nadie se angustiará por necesidades materiales pues Dios hará, por medio de Su Espíritu, florecer los desiertos, hacer fértil lo que no es fértil. El Don de la Caridad será un sol brillante y nadie andará a tientas ni en tinieblas; los ciegos abandonarán su bastón y a su lazarillo, las fieras compartirán con las aves y ambas con el Hombre, que con la Sabiduría de Dios hará que la Tierra entera sea una continua alabanza a Dios.

Escribe, Mi pétalo de rosa: La mentira y el engaño, el fraude y el error, no existirán más. Dios habitará en la Tierra regenerada, purificada. El Reino de los Sagrados Corazones será visible y San Miguel estará al cuidado de los hombres, quienes agradecidos darán Gloria al Rey Universal.

La Quinta vuelta del Reloj corresponde al Quinto Sello y la Sexta y Última, al fin de toda la Historia. Escribe, no es el fin del mundo, trae acá tu Biblia y lee: Apocalipsis 6, 12-17.

El humo negro de satanás se disipará como una espesa niebla al calor del sol. El impuro, el rebelde, el perezoso verán la luz de la Fuente de la Gracia y si se convierten, tendrán parte en el Reino de los Sagrados Corazones.

Los Ángeles de Dios están sobre la Tierra, continuamente suben y bajan del Trono del Cordero y visitan, en sueños y en santas mociones, los corazones de los hombres. Los Ángeles ejecutores cumplirán su misión.

El Plan Misterioso de Dios se cumplirá, tal como fue esperado y anunciado por los profetas. A raíz de todos los males que el hombre se acarrea a sí mismo, satanás no pierde tiempo en cribar, como el trigo, a los elegidos de Dios.

Viene una tormenta de confusiones, los santos ideales serán reducidos, de tal manera, que parecerán haber sido arrancados de la Tierra; donde haya mayor pecado, sobreabundará la Gracia.

Varios personajes harán su aparición en el mundo, afirmando ser enviados del Altísimo Dios. Querrán, hijo Mío, implantar normas y doctrinas extrañas, totalmente ajenas al Plan Divino; con la seducción de satanás, atraerán o arrastrarán tras de sí a los hombres de ciencia, de política y de la religión; esto, hijo Mío, será en este mismo año. Es necesario hacer mucha oración…, mucha oración.

Discípulo:
Aquí, la Santísima Virgen suspira…

Los dos olivos y las dos antorchas que permanecen ante el Señor[5], cumplirán su misión profética. Yo soy la Madre del Segundo Adviento, vengo a decir al mundo, que abandone la idolatría, las malas obras; que se arrepientan los hombres de sus crímenes, de sus brujerías, de la impureza sexual, de las corruptelas y robos…

Amados hijos, el Plan Misterioso de Dios, anunciado por Mis instrumentos, procederá, y se establecerá un orden, no temporal sino eterno. Oren, Mis amados hijos, Mis Mensajes Universales tienen que ser conocidos, tal como los hombres dan a conocer fechas importantes.

Mi adiós de Madre haga reflexionar a los Obispos y Cardenales. A vosotros, que leéis Mis mensajes, os pido que elevéis el perfume de vuestras oraciones, como el incienso agradable en el Altar de Dios.

Nada ni nadie podrá detener el Juicio inminente de Dios. Hoy es el Año del Espíritu Santo, vivan con Fe Mis mensajes: La Quinta vuelta del Reloj traerá consigo grandes cambios. Yo, como Mamá de ustedes, como Mamá de Cardenales y Obispos, os pido en este Séptimo Mensaje, que observéis los acontecimientos como una prueba irrefutable de todo lo anunciado por Mis instrumentos.

¿Por qué no lleváis vosotros la santidad de vida? ¡Oh, dulce reproche…!

La Madre no desea ser pesimista pero, de cierto, que ha llegado la hora de tomar muy en serio Mis advertencias. ¿Qué más puedo hacer por vosotros? ¡Todo lo que Me pidáis! Yo soy vuestra Madre y a vosotros os protejo como Mis tesoros más amados.

A ti, pequeño Mío, te digo la presión que hay sobre ti, que no tengas miedo si actúas como un bebé sin malicia, dejándote llevar por Mí, en Mis brazos, junto a Mi corazón; transmite fiel y dignamente Mis palabras a tu Obispo y a tu Director Espiritual. ¡Satanás nada tiene que ver con respecto a Mis advertencias! Os pido, amados hijos, que respetéis al Espíritu Santo que ha sido puesto en vosotros como sello de especial predilección.

¡Recen muchos Rosarios!

¡Vuelve, pueblo Mío, al camino de la oración y del ayuno!

Las almas están siendo transformadas por medio de Mi Llama de Amor. Jesús os ama; eso deben ustedes sentirlo en vuestros corazones. Vivan con paciencia y humildad Mis mensajes. Busquen la santa piedad y el verdadero Temor de Dios. No tengan miedo. ¡Que las críticas, los rechazos, las burlas, no os opaquen el ánimo!

Rezad por el Santo Padre… ¡No os canséis de hacerlo!

Hijito Mío, Yo soy el Reflejo de la Trinidad Santísima, Yo os muestro la Bondad y Misericordia de un Dios amante de la Verdad, de la Rectitud, de la Justicia y la Paz. Hoy, en este tiempo, son muchos los que se oponen a Mis mensajes maternales; es grande el campamento de los que se oponen a la Causa Santa.

¡Ay, Obispo Mío! Cayeron en desuso costumbres santas, la pureza ha huido de las conversaciones de los hombres. Sacerdote Mío, el silencio es signo de complicidad.

Pedacito de Mi corazón, cuídate de retocar Mis mensajes con palabras elegantes. Mi pueblo verá el gran Renacimiento Espiritual de la Iglesia Católica. Judíos, herejes, ateos y protestantes buscarán de nuevo reencontrarse con Dios, a través de la Confesión y la Eucaristía.

El Santo Padre deberá elaborar una Encíclica de Pastoral de Retorno, porque muchos volverán a la Iglesia, como hijos pródigos, a la Casa del Padre.

Amados hijitos, el tiempo destinado para la conversión, con la Quinta vuelta de la manecilla del Reloj de la Misericordia Divina, habrá concluido. ¿Por qué se espera una Señal visible? ¿Por qué, amados Míos, no os convertís ahora? Ésta es la Hora del Espíritu Santo.

¡Ya se está renovando la Faz de la Tierra!

¡Ay, pedacito de Mi Corazón! Si tengo predilección por algunos, es por las Almas de los Sacerdotes; deben pedir paciencia y sabiduría. ¡Ay, de aquellos, que abandonaron el camino de la piedad; de aquellos, que cambiaron el camino de la cruz y del sacrificio, por el camino de la comodidad!

Obispo Mío, la sana piedad ha huido de los confesionarios, las ovejas buscan a los Pastores y los Pastores no están. Yo soy María, la Madre de la Iglesia, y como Mamá deseo que todos estén unidos a Mi Corazón Maternal.

Mi pequeño, esta generación tiembla de miedo ante castigos y amenazas, casi se convierten pero no; esta generación se apartó voluntariamente del camino de la Gracia, siguiendo sus propias inclinaciones.

Éste es el tiempo, escríbelo:

Discípulo:
Aquí, veo a la Santísima Virgen en la advocación de Nuestra Señora de Fátima; en Su mano derecha muestra al mundo, Su Corazón Hermoso, rodeado por una corona de espinas. 

¡Todo lo que predije en Fátima se cumplirá! Yo soy la Madre del Corazón Doloroso e Inmaculado. Mi niño, Mi pétalo de rosa, no tengas miedo de dar a conocer esto.

Viene una prueba terrible, el Santo Padre, Mi amado Papa, ¿qué mal hace en el mundo o qué mal le hace al mundo? La Iglesia toda será sacudida, sus bases se moverán pero no caerá; pobre y perseguida, encontrará refugio en Mi Corazón Doloroso e Inmaculado, tiempo vendrá en que esto pasará y vendrá sobre la Tierra la purificación de todos sus males.

Los días, que están por venir, serán terribles. Dios, por medio de Su Ángel, mandó cerrar el Cielo. Las nubes han recibido órdenes de permanecer alejadas, vendrán del mar cuando esta generación comprenda la urgente gravedad de Mis mensajes.

Pido conversión, escríbelo así, Mi pétalo de rosa, el mundo duerme en una falsa paz. Los hombres han ofendido a Dios con su actitud; han edificado una nueva Torre de Babel rindiéndose honores unos a otros, tomando el papel de Dios y jugando a ser Dios a través de la ciencia y de la técnica, encaminada a dar poder, saber, riqueza a unos cuantos.

Sacerdote Mío, la humanidad será humillada en su propio saber; a ti, pequeño Mío, te acusarán de retrógrado, de pesimista, todos creerán que habrás perdido el sano juicio y la memoria, pero tendrás conocimiento de las cosas que sucederán en breve.

Discípulo:
Aquí, me vino una visión:
El Arcángel San Rafael (que significa Medicina de Dios), me mostró un pergamino que era como una lista de graves faltas; terminaba con las palabras:

“Misericordia quiero, no sacrificios”.

Esto es lo que vi escrito:

¡Arrepiéntete, humanidad, vuelve al camino de Dios a través de la conversión, la penitencia y la oración!

Arrepiéntete de:

  • No santificar las fiestas.
  • De decir mentiras a tu prójimo.
  • De las conversaciones impuras.
  • De la sexualidad libre.
  • Del horrible vocabulario.
  • De asesinar a los niños en sus vientres.
  • De la hechicería.
  • De la envidia.
  • De la calumnia y la difamación de los hombres de Dios.
  • De profanar los templos.
  • De no darle honor, la gloria y la alabanza que Dios se merece.
  • De cometer infidelidad y adulterio.
  • Del homosexualismo.
  • Del robo y la violencia.
  • De tu falta de piedad.

La Santísima Virgen prosiguió:

Arrepiéntanse y conviértanse. Es Mi último y angustioso llamado, el tiempo de la Misericordia para esta generación ha llegado a su etapa final.

Continúa

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